En cuanto sonrió, un escalofrío recorrió todo mi cuerpo. Era la sonrisa de un depredador que tenía a su presa entre sus garras.
-Lo que quiero ya lo tengo-dijo con una voz qie me hizo perder toda esperanza- y esa eres tú.
Se drenó la sangre de su cara. ¿A qué demonios se refería?, yo no sería su guerrera y estaba loco si pensaba que iba a ser su consorte. Trató de recuperarse y pese al miedo que tenía por el incierto destino que se cernía sobre su reino y ella, le preguntó:
-¿Qué quieres decir?
-Me da tanta vergüenza tu gobernante- dijo en tono desairoso y burlón.
-Y aún así es mejor gobernante que tú- dije con vehemencia.
Lo único que sentí fue dolor en mi rostro y en mi cadera cuando caí sobre ella en el suelo y pese a todo eso me levanté para volver a verlo a los ojos.
-El gran Rey que tanto admiras te vendió a mi a cambio de protección para su patético pueblito.
Ira se elevó dentro de mi tan rápido que me sorprendió- Eso es mentira- le grité a la cara- el me habría informado.
-Jajajajajajaja, ¿te crees tan importante?- vió el temblor de ira recorrer mi cuerpo y continúo- Te quisieron dejar como traidora y por eso te dijo que huyeras, soy todo lo que quieras menos un mentiroso.
Tenía que verlo con mis propios ojos por lo que le propuse algo que probablememte haría que terminara con el corazón roto o como una esclava, en cualquier caso saldría perdiendo.