Mientras tanto, en la Residencia Chen...
Ya era medianoche cuando Davi salió de la habitación del pequeño Shin. Ella planeaba ir a cambiarse primero, pero se detuvo al ver que Sei estaba sentado en silencio en el sofá y mirando por la ventana.
Ya no tenía puesta la máscara. Sentado allí, inmóvil, se veía como una pintura. Ahora, ella podía ver su rostro, y era tan terriblemente atractiva. Cuando Davi pensaba en el pasado, le resultaba difícil creerlo. Aún se sentía como un sueño.
El mundo era cruel, pero allí estaban, juntos de nuevo bajo un mismo techo. El agonizante dolor y sufrimiento que habían pasado hicieron que Davi creyera que, mientras existiera amor en el mundo, las cosas volverían lentamente a su lugar.