Un coche estaba aparcado frente a una gran fuente en el centro de la capital. Una mujer dentro del auto sostenía un arma mientras un niño de cinco años se sentaba en silencio, simplemente mirándola.
—Pequeño Shin, ¿sabes que tu padre es un monstruo? No me extraña que no tengas una madre, ¿verdad? Probablemente se asustó demasiado de ese horrible padre tuyo, así que te abandonó, ¿verdad?— La mujer se mofó, su voz sonaba como la voz de alguien que no estaba cuerdo.
—No. Mi padre dijo que mi madre regresará pronto. Ambos estamos esperando su regreso— El pequeño Shin pronunció, su voz era seria y honesta. Sus hermosos ojos etéreos y de color gris plateado y ahumado estaban llenos de determinación y espíritu de lucha. Un espectáculo que hacía reír a la mujer como si estuviera al borde de un colapso mental.
Esta profesora siempre fue amable con él en la escuela. Por eso su hermano mayor, YiJin, no sospechaba nada de ella.