Zaki estaba durmiendo sobre la cama en la esquina de la sala de estudio de Sei. Bueno, para él, era mucho más difícil regresar a su propio cuarto así es que prefirió dormir ahí. Y lo más importante, este lugar era el más cercano de la habitación de la pareja, haciéndolo más fácil para él acceder en caso de que algo impensable sucediera.
En ese momento, la agudeza como nunca de sus sentidos ya sentía que alguien se acercaba, provocándole de inmediato abrir sus ojos. Su campo visual se fijó en el reloj de muro y aún eran las tres de la madrugada.
Él no se movía para nada, solo cubrió sus ojos con la palma de su mano a medida que esperaba que se abriera la puerta. Por supuesto, la razón era porque sabía que era Sei quien se acercaba.