Una hora después.
Shen Jing miró a las tres personas de pie delante de ella que ahora se veían tímidos como gorriones. Sintieron una frialdad directa a sus huesos cuando los miró.
—¿En otras palabras… estás con el mocoso del mundo anormal ahora?
Shen Ying tembló y débilmente masculló:
—Sí…
—¿Vas a seguirlo a ese Plano?
—… Sí.
Luego miró a Lonemoon.
—¿Y tú los emparejaste?
Lonemoon tembló.
—Yo… —¿lo hice?
—¡Bien! —suspiró Shen Jing, como si tratara de reprimir algo—. ¡Ven acá un momento!
Antes de que Lonemoon pudiera reaccionar, sintió que algo se apretaba alrededor de su cuello. Su cuerpo voló hacia adelante y de repente se encontró en un cuarto.
Al momento siguiente, un grito horripilante sonó desde adentro.
—¿Espere… por qué yo? ¡Qué tiene que ver con… Ah! ¡Dolor, dolor, dolor!… Espere, que es esto ¡Déjelo…! ¡Ayuda… Shen Ying, traidora!