Después de un tiempo, Kang Xia giró y miró profundamente a Andy, mientras levantaba su mano para pellizcar su pequeño rostro y dijo: —¡Solo haz lo que quieras hacer! Si algo, estoy realmente molesta y resentida puesto que hiciste un lío en la buena cosa que estaba a punto de tener esta noche. ¿Sabes qué? No solo mi pie se torció, sino también mis brazos, cintura, y cuello... Así que, ahora eres responsables de darme un masaje.
Los grandes ojos de Andy se iluminaron con una expresión feliz. Ella rápidamente se arrastró por el sofá y luego masajeó los hombros de Kang Xia, y dijo sonriendo: —Muy bien, Jefa. Entonces ahora llama al Jefe. No me importa que excusas uses, está bien siempre que lo engañes.
—¡Ni lo sueñes! —Kang Xia le rodó los ojos.
Ring ring ring...