La suave brisa del otoño trajo una incesante llovizna de gotas de agua.
Tres figuras fantasmales se acercaron en silencio al garaje donde se encontraba Tang Xiu. Poco después, las tres figuras saltaron la pared y entraron al sitio y aparecieron ante Tang Xiu, que estaba sentado con las piernas cruzadas en el techo de un automóvil abandonado.
Con la fuerza actual de Tang Xiu, la más mínima señal de perturbación podría alertarlo. Al instante abrió los ojos y vio a Tie Zhongkui y dos expertos del Salón Fiesta Eterna.
—Entonces, ¿cómo van las cosas?