En ese momento, no importa quién, el astuto Sheyan o el monstruo del océano Moria; ambos tenían una idea en sus corazones.
—Ese Balrog ya debería haber sido arrastrado, ¿verdad?
De repente, la superficie del suelo se abrió.
¡Una explosión tan loca como una erupción volcánica!
A pesar de que la erupción solo se produjo en un radio circular de unos pocos metros cuadrados, ¡desató la misma sensación que la lava ardiente fundida explotando en el horizonte!
Entonces, una figura gris se asomó.
Esa figura parecía ser aproximadamente una décima parte del tamaño del monstruo del océano Moria. Tenía un par de cuernos de cabra gigantescos, una boca puntiaguda y ojos triangulares. Una concha negra carbonizada parecida a una roca cubría su cuerpo, con profundas y densas grietas que atravesaban su concha; de las cuales brotaban profundas llamas escarlatas.
Ese era el verdadero cuerpo de ese fugitivo, Demonio de la Llama Balrog, Daño de Durin.