Kritonia alzó la cabeza, solo para ver a Natasha de pie directa e intimidante contra la luz, haciendo que todos olvidaran su género y su belleza.
Entrecerró los ojos. A pesar de que no desprendía apremio alguno de forma enérgica, rebosaba opresión al haber sido un caballero legendario durante cientos de años. El Duque James, quien estaba protegiendo a Natasha, no pudo evitar apartar los ojos, pero Natasha lo miró sin titubear.
Después de diez segundos, Kritonia dijo en voz baja.
—Es una excelente decisión, Su Majestad. Estoy de acuerdo en que cualquier persona que viole el orden fundamental de los nobles será castigada, pero espero que Su Majestad me permita encargarme de York en persona. No quiero que avergüence a la familia en la horca.