La noche del Mes de la Pasión, la sexta del año, aún era relativamente fresca. La suave brisa era refrescante.
No obstante, en la sala de la casa de John, la atmósfera estaba helada debido al profundo dolor.
Sentados en el sofá, los miembros de la familia estaban todos muy callados. Ninguno de ellos habló, ya que estaban sumidos en sus recuerdos.
Alisa se limpiaba las lágrimas con el pañuelo de vez en cuando; el joven rostro de Iven estaba marcado con la tristeza, y sus manos estaban apretadas; aunque Joel tenía una botella de alcohol en su mano derecha, en aquel momento su mayor vicio aparte de la música, no podía ayudarlo a aliviar el dolor; John, sin embargo, estaba sentado allí como una estatua con una copa de vino en la mano.
—Me estoy haciendo viejo, y se me está haciendo más difícil —Joel lanzó un suspiro—. Cuando estaba en Aderon, cuando el padre de Evans falleció... estaba triste, pero me recuperé unos días después. Pero ahora...