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Ella no podía negar que él era atractivo. Sus cejas y ojos tenían similitudes con las del Presidente.
—Srita. Lin, no tiene que ser tan formal. Solo llámeme por mi nombre.
Xiang Jinxi suavemente inclinó su cabeza mientras sus ojos negro azabache la miraban. Si bien su voz era gentil, no había una sonrisa en su rostro.
—Es mejor si soy un poco más formal. Después de todo, apenas nos conocemos. —En el momento en que ella se sentó, él le entregó un menú.
Ella lo tomó, y de mala gana, ordenó algunos platos. Con un vaso de jugo en la mano, ni siquiera lo miró y solo esperó que el tiempo pasara rápidamente para poder irse tan pronto hubiera comido.
—¿Nerviosa? —Su voz clara provenía del sitial opuesto.
—Ugh, estoy bien.
Estaba nerviosa y él era malditamente directo, sin expresión alguna en su cara.
—La hija de los Lin está muy bien educada.
—...