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Mientras se dirigían al hospital, Lu Zhaoyang se dio cuenta de que el automóvil ya estaba en su límite de velocidad, pero aun así, se sentía tan lento.
Al bajar, los dos corrieron hacia el hospital, y Lu Zhaoyang casi tropezó y se cayó. Afortunadamente, Huo Yunting estaba alerta y fue lo suficientemente rápido como para sostenerla.
Fuera de la sala de operaciones, Lin Yazhi caminaba de un lado a otro nerviosamente; estaba empapada en sudor y lágrimas brotaban de sus ojos.
Dos pares de pasos apresurados la llevaron a volver la cabeza hacia atrás.
—¡Hermana mayor Zhaoyang, es mi culpa! ¡Todo es mi culpa!
Si tan solo ella hubiera llevado consigo a Xuxu cuando bajó del auto, él no habría estado en ese accidente.
Ella gimió, ahogándose en arrepentimiento y pesar.
En el momento en que los vio, el médico que los esperaba fuera del quirófano los reconoció como los padres, por instinto.