Lu Zhaoyang ya no pudo contener más su ira. Tiró de su brazo y fue al asiento en la esquina más alejada y lo obligó a sentarse.
— ¿Entonces estás bebiendo?
—Creo que te estás entrometiendo demasiado —susurró Huo Yunting con los ojos entrecerrados. Su tono era inusualmente relajado, alarmante para sus oídos.
Lu Zhaoyang se sentó junto a él, su voz era gentil sin apartar sus ojos de su amenaza. —Debo admitir que últimamente me estoy entrometiendo demasiado. Pero mientras hagas tus comidas puntualmente y prometas cuidarte bien, me iré ahora mismo. Si no quieres verme, será mejor que cenes en casa ahora. —Ella lo agarró del brazo nuevamente e intentó levantarlo, pero él ni siquiera se movió.
«Dios, espero que le quede algo de fuerza dado que no ha comido nada hoy».
—Puede que estés de mal humor, pero eso no significa que debas saltarte las comidas para expresarlo.