Varias ofertas se hicieron eco en el salón.
—¡5,5 millones!
—¡6 millones!
—¡7 millones!
…
—¡DIEZ, DIEZ millones!
Alguien había ofertado diez millones por el pendiente.
Lu Zhaoyang miró rápidamente al maravilloso colgante, el cual ya había duplicado su precio en los primeros minutos. Por alguna razón, el pendiente lucía aún más hermoso.
—¡Diez millones a la una… ! —gritó la anfitriona.
El pujador, quien se encontraba al lado de su corpulenta mujer, temblaba de la alegría mientras saltaba. A su vez, agitaba el pequeño letrero como un fanático en un concierto.
Sí diez millones podían conquistar el corazón de su amada, entonces era una buena inversión.
—20 millones —dijo Huo sin siquiera molestarse en levantar el cursi letrero.
—20 millones ofertados por el presidente Huo —dijo la anfitriona mientras apuntaba a Huo.