Youyou respondió fríamente: ―No basta con que te guste mi mamá, también tienes que gustarle a ella.
Los labios de Mu Yazhe temblaron un poco al ser superado por la tiranía y la soberbia del niño
¡El chico era en verdad su hijo; cada palabra y cada acción suya tenía la apariencia de la de un señor gobernante!
Youyou sonreía encantadoramente. Esa elegante sonrisa era apropiada para un pequeño caballero.
―Mu Yazhe, será mejor que lo hagas bien. Puedes pensar que tu amor es una bendición para las mujeres, pero eso es para otras mujeres y ¡no es relevante para mi mamá! Para mi madre, esto es un fundamento básico en una relación. Ella es bonita, amable y gentil. Además, me tiene a mí, su hijo, para amarla. Si quieres estar con ella, el amor tiene que ser mutuo. ¿Entiendes?
―¿Eh? ¿Eso significa que aún tengo una oportunidad? ―preguntó el hombre.
El chico lo miró de reojo y resopló.
―¡Sí, pero depende tu desempeño!
―Entonces, por ahora…