Su confesión fue un golpe en su corazón. Esto abrió una herida que le causaba dolor y que había ocultado hacía mucho tiempo.
Desde pequeña, se había mudado de un lado a otro. Ni siquiera sabía cómo era su padre biológico. Desde que tenía memoria, solo conoció a una madre y esta la abandonó cuando era joven.
Por fin logró tener un hogar. A pesar de no tener lazos sanguíneos, Yun Yecheng igual le dio un hogar.
Aunque no todos en la familia eran buenos con ella, no carecía de necesidades diarias.
Devolver la gratitud con amabilidad era un principio que siempre mantuvo en su vida. Después de todo, su padre adoptivo le entregó apoyo monetario para sus estudios de postgrado a pesar de estar en aprietos financieros. El corazón de ella no estaba hecho de hierro y no podía aguantar mirar con pasividad cómo la desesperación se apoderaba de su padre.
Sin tener otra oportunidad, firmó ese humillante contrato.