Después de una comida tan deliciosa esa mañana, su hambre fue reemplazada por satisfacción. Lu Xinyi sostuvo la bicicleta con firmeza antes de dejar que Wang Zhuyi se subiera y pensó en el próximo lugar al que irían.
—Ey, debería haber preguntado esto antes. ¿Tienes alguna alergia alimentaria? —preguntó mientras pedaleaba lentamente hacia su próximo destino.
—Mmm... hermano Fei no necesitas preocuparte. No tengo alergias.
—Eso es genial, señorita Wang, ¡porque todavía no terminamos! —dijo ella sonriendo.
La siguiente hora estuvo llena de escalas, ya que Lu Xinyi detuvo su bicicleta para comprar algunas golosinas para Wang Zhuyi. Desde bollos al vapor hasta pasteles de arroz y kebabs, dejó que experimentara los snacks de un plebeyo. Incluso dejó que la mujer observara cómo el vendedor preparaba un jianbing.