Volteó en la dirección desde donde vino el sonido, pero vio nada. ¿Solo era su imaginación? Lu Xiulan rio en voz baja. Debía estar pensando demasiado de nuevo. Caminó más cerca del estanque, se agachó y rozó la superficie del agua con los dedos.
—Lo siento chicos, no hay comida para ustedes. Solo los invitados pueden tener un festín esta noche —les dijo a los peces koi que se le acercaron.
—Eres una mujer extraña.
—¿Quién anda ahí? —Pensó que seguía sola hasta que escuchó la voz de alguien. Se enderezó, levantó el mentón y volteó hacia la figura de pie en las sombras.
—Relájate. Solo soy yo. —Song Yichen avanzó, dejándose ver. Ella se congeló cuando se dio cuenta de que esta vez no iba a poder evadirlo. Si no fuese más lista, habría pensado que él estaba dudando.