Se podían escuchar pasos desde afuera de la cocina hasta que la puerta de abrió de golpe, con Gu Meina entrando en pánico.
—¡Escuchamos un grito! ¡¿Qué pasó?!
Le seguían He Haotian y los hermanos Mo. Encontraron a Shen Yi y Lu Xinyi en el fregadero, con agua fría sobre la mano de ella. Vislumbraron el sartén en el suelo. La fuente del grito ahora era obvia para los recién llegados.
He Haotian tenía una expresión indescifrable en la cara que parecía contradecir su actitud bromista usual. Era como si ya hubiera esperado que Lu Xinyi fracasara.
—Iré a buscar un botiquín. Mantén su mano bajo el agua por quince minutos —le dijo a Shen Yi y fue a buscar al botiquín que necesitaban.
—¿Es grave? ¿Necesitamos llevarte al hospital? —preguntó con preocupación Gu Meina mientras la veía morderse el labio, claramente de dolor.
—No, no es nada serio —respondió.