Una vez que Lu Xinyi le presentó su pastel del diablo a los jueces, TianLingyu supo que no tenía que preocuparse más por si la hermana pasaba el examen. Cuando le dieron la caja que contenía los ingredientes, HuangShenghao fue quien señaló los productos que estaban mal en la caja de ella. Si algo sabía TianLingyu de HuangShenghao era la habilidad que tenía él de saber la calidad e identificar los ingredientes con solo mirarlos una vez.
—Lingyu, ¿crees que puedes convencer a tu hermana de que haga el pastel del diablo alguna otra vez? Demonios, ella es una diabla, ¿no? Aquellos que están a dieta, nunca podrían resistirse a este tipo de postre de ella —comentó HuangShenghaoe intentó suprimir el repentino hambre que le agarró.
—Puedes preguntarle tú mismo igual, no tendría tanta esperanza si fuera tú.