—¿Estás feliz ahora? —continuó Gong Yijun—. Pensé que te contentarías con todo lo que lo que yo te estaba dando —gruñó—, ¡pero no! ¡Necesitabas arrebatarme todo cuando me dejaste! ¿Todo por qué? ¿Porque tenía a tu mejor amiga como mi otra mujer?
—¿Realmente esperas que acepte todo lo que hiciste y pretenda que nada pasó? —repuso ella clavando su mirada en él— Y respecto a tu pregunta, sí, estoy enormemente feliz con mi esposo ahora.
Después de decir esas palabras, la puerta del asiento trasero se abrió de nuevo; y Shen Yi se deslizó dentro para sentarse junto a su esposa. Se inclinó hacia ella y le dio un suave beso en la mejilla.
—Lo siento por hacerte esperar.
—Está bien. ¿Todo salió de acuerdo con el plan?
Shen Yi asintió mientras sostenía su mano para asegurarle que todo estaba bien. Luego volvió su atención a su prisionero.
—Eres bastante persistente. —Su tono monótono provocó escalofríos en la columna vertebral de Gong Yijun.