—Lu Xinyi. —Sun Ruying apretó los dientes pero intentó recomponerse enfrente de sus amigas. Estaba tan enojada que se excusó diciendo que no se sentía bien para poder ir a casa.
Apenas llegó a la residencia Sun, se dirigió hacia la habitación de su hija para hablarle de sus próximos planes. Se encontró con su hija, Sun Qiyan, arreglando su maquillaje.
—Mamá, ¿qué pasa? ¿No te sientes bien? —preguntó Sun Qiyan cuando notó a la mueca en la cara de su madre.
—Adivina a quién vi hace un rato cuando estaba con mis amigas.
—¿A quién? —preguntó Sun Qiyan que ordenaba sus artículos de maquillaje y luego tomó un peine para arreglarse el cabello.
—A la hija de Meixiu, Lu Xinyi. Es justo como su madre, una peste en mi vida. Me enfurecí tanto al verle la cara que tuve que irme de ahí. Arruinó mi día —dijo Sun Ruying arrugando la cara, disgustada.