—Oh, dios, este lugar es enorme. Es hermoso —exclamó Lu Xinyi mientras que el auto de alquiler se dirigía a la sucursal de la compañia de Shen Yi en la ciudad H. Su mano presionaba ligeramente la ventana como si de esa forma pudiese ver mejor el paisaje que atravesaban.
—Nunca había visto un lugar así—confesó, lo cual era de esperarse. ¿Cómo podía una persona como ella visitar lugares donde los profesionales usaban sus mágicas manos para hacer algo tan elegante y encantador?
—Puedes echarle un vistazo luego —respondió Shen Yi mientras que giraba el auto para estacionarlo. Hay un laberinto más adelante. ¿Crees que puedas encontrar la salida en un tiempo límite?
Lu Xinyi inclinó la cabeza, algunos mechones se le escapaban del moño. Oh, cuánto desearía Shen Yi que ella tuviese el cabello suelto para poder recorrerlo con los dedos.
—¿Es eso un desafío? —sonrió. Sus ojos brillaban con malicia. Le dio una mirada desafiante.