El viejo mayordomo suspiró antes de contestar. Para la Rosa Dorada, que acababa de recuperarse, era un golpe devastador. Si solo se tratase de los mercenarios Lobo de Hielo sería manejable, pero había una decena de negocios que a menudo cooperaban con la Rosa Dorada, y ahora decían que habían vendido todos los materiales. Cortar el suministro de mercaderías necesarias para que la Rosa Dorada operase era muy serio.
Como tienda de alquimia, si perdiesen su suministro de materiales, irían de camino a una calle sin salida. Sin importar cómo de brillante fuese un alquimista, era imposible crear productos de la nada. Si no podían encontrar una nueva fuente para suministrarle recursos, incluso si la Rosa Dorada lo intentaba con todas sus fuerzas, al final terminarían en bancarrota.