บท 646: Extra 16: Puerta (20)
"Señor, creo que cometimos un grave error, uno que los rehenes no nos perdonarán" - dijo un soldado con preocupación - "Por lo que escuché, Kurama-dono es una persona amable que los ha ayudado durante las últimas semanas"
"Lo sé, cometí un error con mi preocupación por nuestra futura seguridad" - murmuro Hazama mientras se ponía a pensar en como solucionar su situación actual. Ponerse del lado malo de un dios a penas llegar, no presagiaba nada bueno para su destino en este lugar.
"Lo peor es que no sabemos nada sobre Kurama-dono a demás de su nombre y el de su ciudad" - agregó otro soldado, un hombre de cabello negro y lentes.
"Tendríamos que preguntarles a los rehenes, aunque viendo el método de transporte que usó ese hombre..." - murmuró otro soldado mientras fruncía el ceño.
"No perdemos nada con intentarlo" - dijo Itami mientras se encogía de hombros con una actitud aburrida - "Aunque comparto la opinión de que no fue la mejor idea el ponerse de malas con un dios, o al menos alguien lo suficientemente poderoso para ser llamado uno"
"Ok, Itami, encárgate de reunir información, los demás, quiero que investiguen los alrededores y consigan toda la información que podamos, si es relacionada con [Samsara], mucho mejor" - ordenó Hazama mientras suspiraba con pesar porque era obvio que esto sería un dolor en el culo.
* * * * *
"Kurama-sama, deberíamos de haberlos aniquilado" - dijo Tyuule cuando el grupo regresó a la oficina del hombre de cabello blanco - "Los demás dioses tienen que estar furiosos con su enorme falta de respeto hacia ustedes"
"Sus armas son más peligrosas de lo que piensas, estoy seguro de que yo no sufriré ningún daño, pero ustedes son un tema aparte" - respondió Kurama con el ceño fruncido porque él reconoció esas armas de fuego. Los humanos que pasaron a través de ese portal, son de una dimensión similar a la de su primera vida, o al menos de los pocos detalles que todavía recordaba.
Las tres mujeres se miraron entre ellas hasta que escucharon a alguien tocando la puerta.
"Pase" - respondió Kurama con calma mientras veía como un pequeño grupo entraba. Ellos consistían en Cato, el archimago que había estado viviendo en esta ciudad por tres años porque era un lugar mucho más pacífico que su antiguo hogar, junto a sus dos estudiantes, Piña junto a sus escoltas, el líder de los elfos del bosque junto a su hija, y Yao, quien ahora servía como intermediaria entre su tribu y Kurama por órdenes de Hardy.
"Escuché que usted fue donde los humanos del otro mundo, Kurama-sama" - dijo Cato mientras sus ojos brillaban con interés.
"Sí, son interesantes, con armas que podrían dañar incluso a un dragón" - respondió Kurama mientras se encogía de hombros.
"Y son groseros e irrespetuosos" - bufó Mizari mientras se cruzaba de brazos.
"Dejando ese detalle a un lado, estoy seguro de que ustedes tienen preguntas o algo que quieren decirme, y viendo que todos están juntos, creo que es importante" - dijo Kurama mientras se sentaba en su trono y miraba al grupo que había llegado.
"Bueno, hemos estado esperando y cuando sentí que había regresado gracias al caos mágico producido por su teletransportación, decidí tocar la puerta" - respondió Cato con vergüenza.
"Umu, por favor digan a qué han venido" - dijo Kurama, solo para suspirar cuando escuchó el sonido de alguien tocando su puerta nuevamente - "Adelante"
Luego de sus palabras, los sumos sacerdotes de las diferentes religiones que habitaban en [Samsara], entraron uno detrás de otro. Cada uno de ellos tenía una expresión fría en sus rostros, lo cual demostraba que sus dioses no estaban muy felices.
"Déjenme adivinar, sus dioses pidieron que vinieran a verme para hablar sobre la aniquilación de esos humanos" - dijo Kurama con aburrimiento.
"Sí, gracias a su presencia, ellos pudieron escuchar su intento de blasfemia" - respondió el sacerdote de Hardy, quien parecía solo desear crear una cruzada santa contra los invasores.
"Entiendo como se sienten, pero les recomiendo que no hagan nada estúpido" - dijo Kurama mientras liberaba un poco de su poder, esto no era para asustar a los mortales, sino para enviar un mensaje a los dioses - "Esos humanos son más peligrosos de lo que parecen, he logrado ver un poco de su mundo, y son miles de personas divididas en diferentes reinos, cada uno de ellos tiene el poder militar para poder aniquilar al imperio con suma facilidad, si inician una guerra santa contra ellos, todos sus feligreses serán aniquilados y sus estatus como dioses terminará"
"¿Entonces qué propones?" - preguntó una voz masculina ligeramente distorsionada proviniendo del sumo sacerdote de la iglesia de Emroy.
"Por ahora veremos qué es lo que van a hacer, tal vez su reacción fue producto de que en su mundo no hay dioses, o simplemente son una ilusión creada por un colectivo, no lo sé, tampoco me importa, pero lo que sí puedo asegurarte, es que se están preparando para pelear incluso contra nosotros de ser necesario" - respondió Kurama con el ceño fruncido - "Es por eso que hicieron una pregunta, querían ver si podían matarnos en caso de que alguno de nosotros se volviera su enemigo"
"Eso no quita que sea una blasfemia contra nosotros, cariño ~" - dijo una voz femenina que liberaba una enorme cantidad de seducción, dominación y locura. Era como si fuera la voz de una tirana que disfrutaba ver el sufrimiento de los demás, pero lo que lo hacía más perturbador, era que venía de un hombre anciano.
"Lo sé, Hardy, pero no cambia el hecho de que su hay una guerra, tus dominios estará repleto, al punto que tus poderes podrían salirse de control, eso va para ti también, Emroy" - dijo Kurama con el ceño fruncido.
Los presentes se quedaron en silencio porque estaban sorprendidos de que sus dioses usaran a sus sacerdotes como vasijas para poder comunicarse con el dios de la reencarnación.
"Mortales, les pido que se retiren, esta conversación es demasiado importante como para que sean escuchadas por ustedes" - dijo una voz imponente.
Tyuule y los demás se miraron entre ellos antes de asentir.
"Hmm, es una lástima que tú no estés lista, me hubiera gustado mucho más usar tu cuerpo como contenedor, Yao ~" - dijo Hardy mientras se lamía los labios, aunque esto era perturbador porque ella seguía usando la piel del viejo sacerdote de su iglesia.
Los presentes temblaron cuando vieron esta escena tan rara antes de salir.
Yao por su parte solo negó con la cabeza porque Hardy ya le había dicho que quería que ella fuera su sacerdotisa, la encargada de poder conectarla con el mundo mortal hasta que pudiera regular la situación en el inframundo y así poder tomar un pequeño descanso.
Los dioses podían descender, o en el caso de Hardy, ascender al mundo mortal, pero necesitaban muchos preparativos dependiendo de la duración de su llegada. Kurama era un caso especial, no solo porque no era dios originario del panteón de esta dimensión, sino porque su dominio podía ser controlado de cualquier lugar.
"Dejando eso de lado, ¿Por qué llamas "cariño" a Kurama Onii-sama?" - preguntó una voz femenina, ligeramente infantil.
"Porque estamos interconectados ~" - sonrió Hardy mientras daba una media vuelta.
"De ser así, nosotros estamos mucho más conectados, recuerda que soy yo el que envía a los mortales a tus dominios" - respondió Emroy mientras soltaba una carcajada lunática - "Vamos, dime cariño ~"
"Ni siquiera lo pienses, viejo" - gruñó Hardy con desdén.
"Tch, la diferencia en tu forma de actuar solo por nuestra apariencia es repugnante, y como dato, tenemos la misma edad, vieja bruja" - respondió Emroy con desdén.
"¡¿Cómo me llamaste?!" - exclamó Hardy con furia mientras la habitación empezaba a temblar con solo liberar un fragmento de su poder.
"Por favor, no peleen en mi oficina, y Hardy, por favor relájate porque estás a punto de matar a tu sacerdote y no podrás seguir hablando con nosotros" - dijo Kurama mientras veía como la diosa del inframundo chasqueaba la lengua.
"Gracias por mantener el orden, Kurama-dono" - dijo una voz masculina que mostraba un aura de sabiduría y respeto - "Aunque entiendo tu punto de vista, y que todavía necesitamos observar todo, no podemos simplemente ignorar su falta de respeto a nuestra persona. ¿No piensas lo mismo, hermana?"
"Elange tiene razón, como se esperaría del dios del conocimiento" - dijo una voz femenina con orgullo - "Yo, como diosa del aprendizaje, comparto su opinión"
"Ya dejen de darse alabanzas, par de idiotas" - dijo la voz imponente mientras miraba a los dos hermanos - "Ral, sé que quieres a tu hermano, pero creo que ya fue suficiente"
"No te calientes, Flare, ellos solo quieren demostrar su cercanía" - dijo Emroy con sarcasmo mientras veía como el dios del sol fruncía el ceño.
"¿Qué es lo que piensan los demás?" - preguntó Kurama mientras ignoraba a estos dioses que parecían estar a punto de pelear.
"Sus armas son extrañas, no fueron forjadas de manera tradicional, no siento pasión en ellas" - dijo una voz profunda, lo cual era gracioso porque el hombre que el dios de la forja había tomado posesión, era un alfeñique. Él era Duncan, el dios de la herrería.
"¿Tal vez podríamos llegar a un acuerdo?" - preguntó un hombre con voz intelectual - "Pueden dejarme el trabajo a mí"
"Deldort tiene razón, podríamos llegar a un acuerdo para mantener la paz entre las dos partes" - dijo Zufmuut, el dios de la luz y la justicia.
"Oh, habló el hipócrita" - dijo Emroy con desdén.
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[Origen] Cap 60 <--- Disponible en Pa treon.
[La Leyenda del Kyubi: Vol 4] Extra 17(4) <--- Disponible en Pa treon.