El laberinto del Dios del Laberinto era el núcleo del Laberinto de la Reencarnación Sin Fin. En el ataúd estaba el Dios del Laberinto, cuyo cadáver estaba ahora de pie.
Gran Mar Gordo conectó en su cabeza varias pistas con las cuales una imagen completa y finalmente llegó a una conclusión.
Quería gritar innumerables vulgaridades, pero al final, las reprimió todas.
Naturalmente, Gran Mar Gordo no era mediocre ni poco ambicioso, pasó de ser un pez común a convertirse en Dios, además no le faltaba determinación para arriesgar su vida en momentos críticos.
—¡Si no podemos escapar, tendremos que matarlo! Este es el mejor momento para hacerlo, aunque sea peligroso. —Gran Mar Gordo estaba decidido y reveló un rastro de ferocidad. —¡Gao Peng, vamos a matarlo!
—Por supuesto. —Gao Peng, que ya conocía el poder de los Dientes Devoradores del Emperador Marino, no se atrevió a bajar la guardia.