Justo cuando la enredadera golpeó el suelo, se levantó de nuevo. Gruesas ramas saltaron sobre Tontín, como víboras sobre su presa. En un abrir y cerrar de ojos estaba cubierto por completo, como si se hubiera transformado en un árbol demonio.
Cada enredadera se entrecruzaba y se frotaba entre sí, tratando de aplastar a Tontín. A la vez, sus hojas triangulares raspaban contra sus huesos como pequeñas navajas, haciendo un ruido parecido a "shaaahshaaa". Las hojas eran extremadamente filosas y cada una actuaba como una sierra circular.