«¿Una pregunta? Este extraño transceptor de radio es algo interesante...»
Danitz se aclaró la garganta.
«Puedes preguntar, pero podría no responderte. Je, je, ¿crees que soy el tipo de aventurero o arqueólogo que termina haciéndose matar por curiosidad?» Pensó con precaución y orgullo.
El transceptor de radio tardó unos segundos en volver a producir su traqueteo. Volvió a escupir un ilusorio trozo de papel blanco con palabras rojas: "¿Tienes un enamoramiento secreto con tu Capitana?"
«… ¡No! ¡No digas tonterías! ¿Quien? ¿Quién te dijo eso?»
La cara de Danitz se enrojeció al instante.
Se sentía perdido por haber revelado tan repentinamente el secreto que había estado enterrado en lo profundo de su corazón durante tantos años. Estaba desconcertado y avergonzado al mismo tiempo, y subconscientemente quiso negarlo.