Nie Fen también miró a su abuelo, al notar que el ambiente se había enrarecido.
—¿Vas a hacerlo tú o lo hago yo?
El viejo miró a Duan Ling Tian con una profunda expresión. Las comisuras de su boca tenían una sonrisa; era como si controlara todo con sus propias manos.
Nie Yuan y su hijo estaban aún más intrigados, ya que se preguntaban de qué misterio hablaban Duan Ling Tian y el anciano.
—Alto Marqués, ¿por qué no lo hace usted? —propuso Duan Ling Tian. Estaba muy avergonzado por haber sido expuesto por un viejo zorro astuto como él.
—Si no fuera porque mis sentidos superan con creces los de la persona común, me temo que ni siquiera yo habría podido darme cuenta… No hace falta decir que tus métodos para disfrazarte son realmente brillantes, amigo Ling Tian —celebró el Alto Maruqés. Los ojos del anciano se entrecerraron, y sonrió como si estuviera hablando de un asunto sin importancia.
¿Amigo Ling Tian? ¿Disfrazarse?