Ahora había tres viajeros cruzando las llanuras desérticas.
Uno de ellos era un joven vestido con un equipo de caza andrajoso. Llevaba una lanza de palo fierro en la espalda y de la punta colgaban dos ratones de piel áspera.
Leylin y Bodach lo seguían a un costado. Después de toda esa interacción "amistosa y entusiasta", finalmente habían logrado que el joven los llevara a su tribu. También habían descubierto su nombre: se llamaba Cabadole y era un descendiente de una gran tribu cercana.
Aunque aún debía alcanzar la adultez, ya había tomado algunas responsabilidades. El joven obviamente estaba eufórico porque había obtenido su presa, incluso comenzó a tararear una melodía extraña. Aunque Leylin sospechaba que esos dos ratones solo le servirían por algunas comidas, de acuerdo con lo que el joven había dicho, ya era bastante abundante.