Como una flecha, Luo Feng salió disparado a través de los campos de hierba. Su velocidad alcanzaba un nivel asombroso. Usando su fuerza espiritual para aligerar la carga y también usándola para empujar el escudo en su espalda, Luo Feng se movía mucho más rápido de lo que lo hubiese hecho si tuviera las manos vacías.
—¡Acelera! ¡Acelera tan rápido como puedas! ¡No dejes de acelerar! Necesito abandonar la escena lo más rápido posible. ¡Con el trasfondo de Li Wei, una vez que muera, su familia probablemente tendrá algún tipo de tecnología avanzada especial para notificarles! ¡Cuando eso suceda, puede que utilicen un satélite para investigar la escena! Si me encuentran, entonces estaré en problemas.
Luo Feng no sabía mucho de satélites, y tampoco sabía cómo funcionan. Pero cuando el dios de guerra Lu Gang murió, el satélite filmó la explosión de la marea de ratas. Bastantes personas observaron la grabación a través de medios especiales.