Un rato después, una Naga disfrazada de comerciante humano apareció en la taberna. Ella cargó dos machetes y se coló. Mirando alrededor, llamó afuera.
—Líder, es seguro, pero no veo al Viejo Blindie.
—Yo tampoco veo al Hombre Bestia.
Las figuras destellaban en la puerta. Entonces entró una docena de nagas. El líder era alguien en el pináculo del Nivel 11. Ella había sido disfrazada de hombre y se encargó de sus acciones fuera de la ciudad. Aquí, a ella ya no le importaba. Retorciéndose la cintura, rodeó la taberna. Revisó las diversas marcas dejadas aquí y volvió a revisar las piezas de cadáveres en el suelo. Finalmente, recogió el largo hacha de batalla en el centro de la taberna.