Bale tuvo una pesadilla. Soñó que fue transportado a un lugar extremadamente oscuro, tan oscuro que ni siquiera podía ver sus dedos. También sintió frío, un frío amargo y doloroso que penetró a través de la gruesa tela de su túnica mágica.
Él se estremeció incontrolablemente. Había una ventisca aullando a su alrededor. Esta ventisca parecía estar viva, entrando a su cuerpo a través de su nariz, orejas y boca, robando su calor corporal. Bale instintivamente trató de crear algunas fuentes de calor. Sin embargo, no pudo encontrar sus pertenencias ni su equipo mágico. Cuando intentó lanzar hechizos con sus propias manos, se dio cuenta de que el maná en su cuerpo había desaparecido por completo. Parecía que su magia lo había abandonado.
—¿Que pasó exactamente? ¿Dónde estoy?