Un silencio cayó sobre los elfos debajo de la pared. Comenzaron a retirarse más allá del alcance de los arqueros humanos.
Después de unos diez minutos, Lorde salió de entre ellos. Un destello tenue y rojo emanaba del equipo que llevaba; un brillo similar pero más fuerte brillaba en su arma.
La luz de su arma era tan densa que parecía que podía estallar en llamas en cualquier momento. Dio unos pasos hacia adelante y apuntó con su espada a la ciudad. Su voz baja y profunda retumbó en todo el campo de batalla.
—¡Es hora de poner fin a todo esto!