El puñetazo de Lei Bao había aturdido a todo el salón de asambleas.
Un momento después, una fuerte ronda de aplausos, así como jadeos de admiración, llenó la sala.
Cuando este golpe aterrizó, fue como si un automóvil pequeño hubiera golpeado la máquina de golpes. En particular, si la placa de acero se cambiara con un ser humano, el resultado final sería horroroso.
—Maestro Chen Wu, ¿es este el poder de la fuerza interna? —Zhao Jianhua no pudo evitar preguntar. Esta era la primera vez que había visto una fuerza tan destructiva de otro ser humano.