En el Pantano de los Hongos Podridos, la voluntad de la Bruja Serpiente sobrecogía todo lo demás.
Marvin se había asegurado específicamente de no dañar la tabla de madera en la cintura de la Bruja durante la feroz batalla porque sabía que esta tabla era la clave para entrar en la casa de forma segura. De otra forma, incluso si conocía el camino, habría toda clase de mecanismos y trampas que intentarían asesinarlo.
Siguió el pequeño camino a la periferia del pantano, aprovechando las partes de la densa neblina que no eran tan espesas, y entró rápidamente. El camino para entrar a la cabaña era largo y sinuoso. Un sauce sanguinario, una ardilla con una cola enorme, y un nido de víbora. Estos monstruos estaban extremadamente atentos ante los forajidos, pero cuando Marvin sacó la tabla de madera, pudo entrar sin esfuerzo.