Las luces en el Granero Oculto parpadeaban. El ambiente era extraño. El lugar estaba completamente desierto, sin siquiera un poco de movimiento.
Las personas que habían estado controladas por los clérigos de segundo rango habían salido corriendo después de su muerte, dejando atrás una base desierta para los guardias de Bahía del Muelle Negro.
—¿Qué demonios? ¿Acaso ese joven filtró nuestro inminente ataque?
—¿Ha hecho que se retiren por adelantado?
El mago de rango 3 estaba revisando los alrededores, algo molesto. Todo el granero oculto parecía sin vida. No había un solo ser vivo. Las únicas cosas que vieron fueron los cadáveres de dos perros coraje, cortados.
No había nada más.
—Señor, parece que realmente no hay nada —informaron unos pocos pícaros al regresar de sus exploraciones.
El mago de rango 3 lanzó una mirada molesta a Tucker. El rostro de este último se puso serio y negó con la cabeza.