—Oh... Sr. Roland —dijo el Maestro después de un firme apretón de manos —. ¿Para qué sirve esa Oficina de Diseño?
—Para hacer todo lo que quiero que hagas —respondió Roland, sonriendo —. Por ejemplo, en este momento, quiero que fabriques un nuevo tractor. Debe ser fácil de operar y fabricar, también con un gran potencial para futuras modificaciones.
—Debería haber muchos tractores así en el mercado...
—Ciertamente espero más que eso. Lo que acabo de mencionar es solo una idea básica —dijo Roland mientras negaba con la cabeza —. En primer lugar, a excepción del motor, deben hacer todo lo demás por ustedes mismos.
—Entonces costará mucho —dijo el Maestro mientras hacía un chasquido con su lengua.
—No necesito muchos. Debería ser del mismo precio que esas artesanías. Tengo algunos amigos coleccionistas que están dispuestos a gastar dinero en ellos.
—Veo...