Roland se sorprendió un poco al ver a Lan, aunque de alguna manera había predicho que ella vendría.
—¿Quién eres exactamente? —le preguntó.
—Una persona que necesita ayuda —dijo Lan mientras miraba alrededor. —Entiendo que tiene muchas preguntas para mí. Podemos sentarnos y charlar. Sentémonos allí junto a la ventana.
—¿No tenemos que ir a la habitación 302? —Roland preguntó mientras observaba a Lan tomar asiento.
—La razón por la que te pedí que me encontráramos aquí es para evitar oídos curiosos. Como no hay nadie aquí, simplemente toma un asiento que te guste —dijo Lan con indiferencia. —Por cierto, ya que esto es una cafetería, ¿puedo tomar un café con hielo?
—Pensé que me estabas revelando un gran secreto, así que he sido muy cauteloso, asegurándome de que nadie nos escuche.