Farrina tuvo un sueño.
El silbido de un látigo, el insulto malicioso de su enemigo y el dolor insoportable comenzaron a desaparecer.
Se encontró en una habitación blanca lisa con piso pulido y reflectante.
Ella no sabía a dónde llevaba esta habitación. Lo único a su modo de ver era una puerta de piedra elevada, detrás de la cual venía algo de música hermosa y misteriosa.
Esto es probablemente lo que parece el otro mundo de la vida eterna… Pensó.
Después de que ella atravesara esa puerta, ella podría descansar en paz.
Farrina todavía no podía reconciliarse consigo misma con el hecho de que ella no había logrado matar al traidor y vengar a la iglesia.
También sintió pena por fallarle a Tucker Thor, al darse cuenta de que ella no era capaz de una tarea tan importante y, desde luego, no era una buena líder.
Eso era todo lo que ella podía hacer.
Lo único que le dio algo de consuelo fue que ella no cedió.