Zhang Xuan podía ver el punto de vista de Luo Ganzhen y de los otros ancianos, y por eso precisamente le resultaba difícil rechazarlos.
Dejando a un lado la venganza contra Zhang Xuan, esta era también una oportunidad ideal para construir la reputación de Luo Tianya. Luo Tianya podría haberse convertido en el jefe del Clan Luo, pero el mundo aún ignoraba quién era y de qué era capaz.
¿Quién más podría servir como un mejor peldaño para construir la reputación de Luo Tianya que el famoso joven prodigio del Clan Zhang, cuyo nombre había estado colgando en la punta de la lengua de todos en los últimos días?
En este momento de frustración, Zhang Xuan vio a Luo Ruoxin en su visión periférica. Había una sonrisa deslumbrante en su rostro: no recordaba haber visto antes una sonrisa tan brillante en su plácida cara.
En un instante, Zhang Xuan se sintió aún más frustrado.