Año 9988, Día 26 del Mes de la Lluvia.
Al amanecer, Don Armando junto con Luciel se dirigió a la clínica del Doctor Aris, la razón por la cual venía Don Armando a visitar al doctor Aris era para agradecerle, por lo que cuando entraron y lo vieron fue lo primero que él hizo.
"Muchas gracias doctor, gracias a usted yo ya estoy bien." – dijo Don Armando.
"Don Armando, no tiene que agradecerme a mí."
"¿Cómo? ¿Por qué no debería?"
"Porque el joven al lado de usted es quien merece su agradecimiento.
"¿Luciel?" – preguntó Don Armando que miró a Luciel.
"Claro que no." – respondió el joven. – "Sí usted Doctor Aris no estuviera aquí, sí usted ni hubiera hecho la cura, quien sabe lo que hubiera pasado."
"Ja, sí Luciel, pero sí tú no hubieras encontrado la Hierba de Mil Años, quien sabe cuantos días hubiera pasado para que los aventureros la hallaran." – dijo Aris. – "Tal y como lo dije Don Armando, el día de ayer Luciel salió rumbo al Gran Bosque Oscuro para buscar la hierba, en serio que usted es muy importante para Luciel como para que él hiciera tal locura."
"Sí." – dijo Don Armando. – "Luciel."
"¿Sí?"- preguntó Luciel que notó que el rostro de Don Armando estaba enojado.
"No me prometiste que no volverías a salir del pueblo, que no volverías a cometer una locura como la que acabaste de hacer ayer."
"Yo…" – Luciel se puso nervioso, no sabiendo que decir.
"¿Por qué Luciel? Pudiste haber perdido la vida."
"Yo…"
"Sé que estabas preocupado, pero no me sentiré feliz sí algo te llegará a pasar por mí culpa."
"No fue su culpa Don Armando… yo… es solo que yo no podía aguantar verlo sufrir, verlo tan mal por culpa de la Peste de los Cien Días… usted me ha ayudado tanto desde que trabajo en el Carmesí, y… quería ayudarlo…"
"…"
"Lo siento."
"Vamos, no se pongan así los dos." – dijo Aris. – "Es cierto que Luciel cometió una tontería, pero, al final todo terminó bien, y eso es lo que importa, no pensemos en el hubiera, solo pensemos en el ahora."
"…"
"Tiene razón Doctor Aris, aun así, no puedo evitar enojarme un poco con Luciel, después de todo, lo que hizo fue algo muy peligroso, algo arriesgado." – dijo Don Armando que se acercó a Luciel.
"¿Don Armando?"
"Gracias." – dijo Don Armando que movió el pelo de Luciel. – "En serio Luciel, muchas gracias."
"De nada." – dijo Luciel. – "Es algo que tenía que hacer."
"Hm, aun así, en serio Luciel, no juegues con el destino, no sé como lograste salir del Gran Bosque Oscuro, o hallar la Hierba de los Mil Años sin salir lastimado, aun así, no lo vuelvas a hacer."
"Sobre eso…" – Aris le iba decir lo que sucedió.
"Suerte." – dijo rápidamente Luciel que con la mirada le pedía a Aris que no dijera lo que sucedió con el monstruo que le atacó.
"Sí…. Hm, fue muy valiente y estúpido lo que Luciel hizo, pero al menos todo ya paso, y usted Don Armando, usted ahora está sano de nuevo."
"Así es."
"Bien, entonces creo que esto es todo."
"Sí." – dijo Don Armando.
"Nos vemos doctor." – dijo Luciel.
Cuando Luciel y Don Armando salieron, Don Armando se detuvo.
"Ah."
"¿Qué sucede Don Armando?"
"Se me olvido preguntarle algo al Doctor Aris, puedes regresar al Carmesí a ir checando los documentos del día de hoy."
"Claro." – dijo Luciel que se fue de allí, mientras que Don Armando volvió a entrar a la clínica.
"¿Don Armando? ¿Qué sucede?"
"Doctor Aris, se me había olvidado algo muy importante, algo que le pedí hace mucho tiempo."
Don Armando le había pedido a Aris algo hace tiempo. Todo empezó cuando una vez que él acompañó a Luciel que se había fracturado un hueso al "jugar" con los niños del pueblo como Luciel lo llamaba, aunque Billy después le dijo enojado la verdad, acerca de cómo un mocoso de ocho años celoso porque Luciel les gano a todos los niños en un juego, le dio un golpe que fracturaría un hueso de Luciel.
Debido lo que él oyó y todo lo que sucedía, Don Armando iría con Aris a pedirle algo.
"¿Es posible curar a Luciel?" – preguntó Don Armando.
"Ah." – Aris finalmente recordó cuando Don Armando vino a hablar con él. – "Tome asiento." – dijo Aris que invitó a Don Armando a sentarse.
"…" – Don Armando se sentó, esperando a oír lo que el doctor Aris tenía que decir.
"Bien, durante meses estuve checando a Luciel siempre que venía aquí a que le ayudase con algo, o, mejor dicho, para curarle de alguna fractura o pequeño resfriado." – dijo Aris.
"¿Sí?"
"Anduve indagando en todos los libros que poseo acerca de lo que Luciel tiene."
"Eso es lo que no entiendo doctor, nunca había oído de algo como lo que le sucede a Luciel."
"Sí, alguien incapaz de cultivar." – dijo Aris. �� "Al principio uno creería que es porque es un terrícola, pero por lo que he sabido, Luciel es el único de los terrícolas que se encuentran aquí que no puede cultivar, inclusive en los viajes rápidos que hice a otros pueblos cercanos, no encontré o llegue a oír de un terrícola como Luciel que no pudiera cultivar."
"…"
"Y, fue entonces un día que él vino aquí, que se quedó él dormido que pude checar de manera más tranquila su cuerpo, o, mejor dicho, las corrientes que poseemos por donde el World Energy fluye en nuestros cuerpos."
"…"
"Fue así como descubrí lo que sucede con el cuerpo de Luciel."
"¿Qué sucede?" – preguntó Don Armando.
"Las Corrientes de World Energy están muy dañadas, tan dañadas que es imposible que World Energy fluya por ellas." – dijo Aris. – "Por eso Luciel es incapaz de cultivar."
"¡!"
"No importa que clase de método de cultivación Luciel use, él nunca podrá cultivar."
"¿Y no hay cura?"
"No lo sé."
"¿Eh?"
"Yo no poseo todos los conocimientos del mundo Don Armando, solo soy un simple doctor, un simple viajero que va de pueblo en pueblo, y, con lo que sé… no existe cura capaz de arreglar las corrientes de World Energy del cuerpo de Luciel."
"¡¿Ninguna?!"
"He oído hablar de algo llamado el Elixir de la Vida, pero… eso no existe en este continente."
"¿Elixir de la Vida?"
"Sí, es algo que según existe en el Continente de Antigua, y que tal vez pueda también existir en el Continente Inmortal, aunque bueno, eso es algo que escuche de un viajero que viajó al Continente de Antigua." – dijo Aris.
"…"
"Lo siento Don Armando, sé que esto no es lo que usted quería oír, pero, en estos momentos, yo soy incapaz de curar a Luciel, o de saber sí existe una cura factible en Skypea."
"…"
"Luciel, es imposible para él cultivar, nunca podrá hacerlo con un cuerpo cómo él suyo que posee corrientes tan destrozadas y dañadas." – dijo Aris finalmente.
"Ya veo." – dijo Don Armando decaído. – "Gracias doctor."
"…" – Aris vio como Don Armando se iba lentamente.
Mientras Don Armando se iba, Liz aparecía de otra habitación, trayendo consigo dos copas de té, de las cuales una se la dio a Aris.
"Gracias Liz." – agradeció Aris que quería tomar algo para tranquilizarse.
"¿En serio es imposible?"
"Sí." – dijo Aris. – "Nunca había visto corrientes de World Energy tan dañadas, ni siquiera…. El líder de las División de las Hojas Verdes poseía sus corrientes tan dañadas después de ser envenenado."
"… No pensarás en regresar a casa para conseguir el Elixir para curar a Luciel, ¿Verdad?"
"No, claro que no, no podemos volver sin poder hallar lo que buscamos, después de todo, llegar ha sido muy difícil, y aunque regresará para obtener el Elixir, volver aquí sería casi imposible, en especial teniendo en cuenta que ese hombre ha reforzado las medidas de defensa."
"¿En serio? ¿Será que más personas han llegado a este continente?"
"Quien sabe." – dijo Aris. – "Aun así, lo que fuera que halla dañado el cuerpo de Luciel… me sorprende que no le halla matado."
"¿En serio?"
"Sí, con el daño que posee sus corrientes, me sorprende que no se halla extendido por sus venas, sus órganos y su cuerpo."
"¿Por qué?"
"Porque eso fue lo que le paso al Líder de las Hojas Verdes, aunque no tenía tan dañadas sus corrientes como Luciel, era una situación grave para él, pues inclusive sus venas y órganos habían salido afectados también por el veneno."
"Hm… tal vez así nació Luciel."
"Puede ser…" – dijo Aris que se terminó de beber todo el té. – "Aun así, me gustaría haber podido hacer algo más por el chico."
"Ya has hecho suficiente, sabes que ya hemos buscado por todos los pueblos de la región, y no hemos encontrado ni una pista de su paradero."
"Sí, no se encuentra aquí, ni siquiera creo que haya visitado está nación." – dijo Aris.
"Ya ves, entonces eso significa que ya es hora de que nos vayamos."
"Lo sé, solo… solo deja que me entreguen otra Hierba de los Mil Años para hacer otra ronda de pastillas."
"Crees… ¿Qué encuentren otra?"
"Claro, después de todo, los aventureros tienen orgullo, al descubrir que obtuve una, y no saber quien me la dio o cómo, ellos harán todo lo posible para traerme una más y no quedarse rezagados por alguien del que no saben nada."
"Hm, y creer que un niño incapaz de cultivar pudo obtener algo que ellos todavía no lo han hecho."
"Sí, no sé si fue suerte, una coincidencia o que el muchacho tiene instinto para encontrar cosas, pero lo logró." – dijo Aris, que dentro de su máscara, el sonreía al pensar en que tal y como lo dijo Liz, alguien como Luciel con un cuerpo incapaz de cultivar, con un poder y un físico mediocres, pudo conseguir algo que aventureros de Rango E, D e inclusive algunos de Rango C no lo lograron hacer, y lo hizo en su primera entrada al Gran Bosque Oscuro.