Año 9988, Día 25 del Mes de las Flores.
El día de hoy se cumplía un año desde que los Terrícolas llegaron al Gran Mundo de Gea, el día en que cien millones de personas procedentes de la Tierra llegaron a este mundo para seguir con sus vidas, el día en que un evento tan importante ocurrió en este mundo.
En el Distrito Terrícola en La Ciudadela, capital del Reino de Arcadia, el Segundo Príncipe ordenó a sus hombres que se realizara un festival en honor a los terrícolas que llegaron en este día hace un año, llevando así un año en este mundo.
En distintas partes del continente de Skypea, los terrícolas celebraban de alguna forma, y eso claramente sería igual en el Pueblo de Esperanza, en donde los miembros de Unity y Luciel celebraban mientras comían en la Posada de María.
Luciel veía con felicidad a los otros terrícolas que al igual que él llegaron a este mundo, pero en el fondo, él se sentía algo triste, pues ya llevaba un año en este mundo, eso quería decir que llevaba quinientos días alejado de su familia, quinientos días en los que él no había logrado ver a su familia, quinientos días en los que de vez en cuando él pensaba en ellos.
A pesar de que, con el paso del tiempo y su nueva vida en este mundo, él cada vez recordaba o pensaba menos en su familia, en el fondo, Luciel aun les extrañaba, lo mejor para él es que las pesadillas que él tenía en los primeros días que pasó en este mundo ya habían acabado.
Aun así, Luciel desea en el fondo en algún día poder buscar a su familia, pero él sigue siendo igual de débil que como cuando llego a este mundo, por alguna razón, a pesar de haber entrenado ya por meses con Don Armando, él no mostraba ninguna mejora, lo cual le frustraba mucho, en especial cuando jugaba con Billy y Fred y algún mocoso le molestaba.
Aunque Billy y Fred siempre le protegían, cuando ellos no estaban con Luciel, el joven terrícola era molestado por un par de mocosos que tenían la misma forma de pensar que Nito, el extrabajador del Restaurante del Espadachín Carmesí, ellos pensaban que Luciel era un invasor, un monstruo que no debería permitírsele en vivir aquí, pero claro, a pesar de que pensaban así, ninguno de los dos era un asesino, por lo que solo le daban uno o dos golpes a Luciel, que eran suficientes para dejar muy malherido al joven terrícola.
Por eso era muy común que Luciel visitará al doctor Aris, que ya estaba acostumbrado a ver al joven terrícola, quien siempre que iba a visitar para ser atendido, charlaba con Aris.
A pesar de llevar realmente un año en el Gran Mundo de Gea, había todavía algunos días en los que Luciel se ponía a pensar sí esto en verdad estaba ocurriendo, a veces deseando que solo fuera un largo sueño, y al despertarse, poder ver a su familia, poder abrazarlos y decirles lo mucho que los ama, aun así, esto no es un sueño, y cada día más que él pasa aquí, refuerza eso.