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Alex regresó al hotel después de ser interrogado por las autoridades el día anterior. De algún modo, había conseguido salirse con la suya durante el procedimiento de manera que logró apartar de sí las sospechas, pero al mismo tiempo, había hecho que escapar de los ojos de la inteligencia iraní fuera mucho más difícil.
Con esto en mente, volvió al vestíbulo del hotel con una actitud bastante deprimida. Jazmín había sido advertida por su padre de mantener un ojo bien puesto sobre el hombre. Después de todo, aunque ella trabajara como recepcionista en el hotel internacional, de vez en cuando el CGRI la usaba para vigilar a objetivos de alto perfil.
Cuando la joven mujer vio a Alex entrar con una mirada deprimida en su rostro, pensó que algo sospechoso estaba pasando con él y se apresuró a acercarse al hombre por su propia voluntad, haciéndolo de una manera que esperaba no despertara sospechas sobre ella misma.
—Señor… ¿Está bien? Parece un poco abatido…