—¡Holaaaaa, mi hermosa hija~ Madre te extrañó muchíiiiisimo! —La voz dramática (y ligeramente molesta) de Wei Lan se oyó a través del teléfono.
Iris dejó que la mujer hablara y hablara y hablara. Cuando Wei Lan siguió charlando sin signos de detenerse, Iris comenzó a sentirse impaciente. Estaba agotada por todo lo que había sucedido esa noche. Solo quería dormir, especialmente porque aún tenía que levantarse temprano la siguiente mañana para trabajar. No tenía tiempo para las charlas inútiles de Wei Lan.
—Madre, ¿tenías algo importante que decirme? —la interrumpió Iris—. Ya es muy tarde. Todavía tengo trabajo mañana.
—¡Ooooh! ¿Por qué no lo dijiste antes? ¡Querida, deberías haberme interrumpido antes! —exclamó Wei Lan—. ¡El sueño de belleza de una dama es super importante! ¡Como lo más importante de todo! Pero sí, te llamé porque quería decirte algo importante. ¡Como super importante! ¡Oh por dios! ¡Casi se me olvida!