Esas personas levantaron sus cabezas para mirar a Li Lei.
Hasta ahora, a pesar de que sentían cierta culpa en sus corazones y que no debieron hacerle esas cosas a una inocente joven, pensaron que lo estaban haciendo por el bien del Joven Amo Lei, por su seguridad y su futuro.
Estaban preparados para el castigo y estaban dispuestos a aceptarlo.
Li Lei pudo ver a través de sus pensamientos y se burló diciendo: —Muy bien. Ninguno tiene miedo, ¿cierto? No está mal. Algunos de ustedes son más viejos y superiores que yo, por lo que piensan que mi implacable despido es como si yo fuera quien les causó un daño. Li Qingshu, tu eres mi primo. Li Fanhao, tu eres mi tío tercero. También, Li Zhen, Li Wei... de ahora en adelante ya no son más mis subordinados. Pueden buscar refugio donde les plazca.
—¡Joven Amo!
—¡Tío Lei!
—¡Li Lei!