—Huo Jinghang no esquivó y recibió de lleno esa patada.
Le dijo a Gu Beihan:
—Hermano, acabas de llegar al país y fuiste atacado. Ahora que estás herido, creo que deberías posponer tus planes y volver al país M. Primero tienes que recuperarte —Huo Jinghang miró a Gu Beihan y, viendo que este escuchaba atentamente, continuó—. De todos modos tenemos toda la información relacionada con Gu Xiang gracias a Peng Yue. Ahora no tienes que mostrarte. Nosotros nos ocuparemos de todo aquí.
Gu Beihan estaba sumido en sus pensamientos. Después de un rato, asintió de acuerdo con Huo Jinghang:
—Empieza a preparar mi partida, volveré esta noche.
Gu Beihan ordenó y luego se dirigió al baño.
Huo Jinghang no perdió la oportunidad de burlarse de Gu Beihan:
—¿Necesitas que te ayude a bañarte? ¿No son las cosas in-co-mo-das para ti en este momento? —hizo énfasis en las últimas palabras.
Los ojos de Gu Beihan se entrecerraron ante esas palabras y su mirada se volvió aguda:
—¡Fuera!