—Mmm... Ahora eres mi esposa. Y como tu esposo, debo dar placer a mi esposa al máximo.
—¿Eh? ¡Ah~! —Ishtar se había imaginado muchas veces en la posición de la otra chica, pero ahora estando a merced de este demonio de la lujuria, hacía lo posible por mantener su mente despejada mientras Blake continuaba su asalto sobre su cuerpo, follándola una y otra vez sin sentido.
Cada vez que su leche entraba en su vientre, ella la atrapaba, sin querer desperdiciar ni una gota. Estaba decidida a darle un hijo a Blake. Pero pronto se dio cuenta de que solo podía contener un límite y él todavía no cedía. Aunque podría ser una diosa, todavía no podía manejar la resistencia y capacidad de Blake para refrescar su pene como si no fuera nada.
—Blake, espera. ¡Ah~! Ll... ¡AH~! ¡Llama a pedir ayuda- AH~! —Ishtar solo podía rogar por ayuda. Realmente no podía continuar sola.