Justo cuando XieXie estaba esperando que el trueno lo destruyera, XieXie de repente giró su cabeza en shock.
—¡Maes...tra! —¿Por qué ve a la Maestra frente a sus ojos? ¿Es acaso su imaginación?
Shenlian YingYue sintió que su corazón parecía ser atravesado por algo. Al mirar los ojos de XieXie que contenían millones de palabras y emociones mientras yacía en un charco de sangre, no dudó en correr hacia XieXie.
Ella clavó su vieja espada en la barrera dorada que envolvía la figura de XieXie. Pero no importaba cuánto lo intentara, la barrera no se rompía.
—¡Eh, tú, ven a mí! —Shenlian YingYue apuntó su dedo hacia el trueno y hizo un grosero gesto de provocación.
Ella se disculpó, con el trueno y el cielo en su corazón. No tenía la intención de ser irrespetuosa con la naturaleza, pero tenía que atraer la ira del trueno hacia ella para que XieXie estuviera a salvo.