Yugao mira distraídamente el filo del arma, en la superficie parece que está mirando pero en realidad si vieras directamente a sus ojos te darías cuenta de que están desenfocados por lo que realmente no está mirando a lo que está delante de ella y en cambio mira al vacío.
Al estar mirando en ese estado pareciera como si estuviera atrapada en una ilusión de la cual podría salir fácilmente pero al contrario ella se niega a salir.
De hecho está en una ilusión, la ilusión de sus recuerdos.
Ella se ve a sí misma en el pasado, en ese momento donde perdió a sus padres, fue el día en que lloró como nunca, después de ese suceso estuvo tan deprimida que incluso para llenar la soledad de su corazón estuvo entrenando.
Uno de esos días conoció a un hombre con una capa de viajero oscuro…
-Recuerdo-
"Pequeña niña, pareces triste" Un corpulento hombre que estaba cubierto de pies a cabeza por una capa de viaje miraba a través de la sombra que ocultaba su rostro.
Yugo se sorprendió repentinamente al escuchar una voz a su costado sin previo.
"¿Quién es usted?" Yugao levantó su kunai en dirección al hombre.
"No hay necesidad de ponerse a la defensiva, solo pasaba por aquí y vi tu expresión, parecías haber perdido a alguien importante" Aunque las palabras del hombre parecían convincentes, su voz profunda e indiferente hacía imposible sentir algún sentimiento amable de él.
Yugao siguió manteniendo la guardia alta sintiendo bastante desconfianza del hombre que tenía un aspecto bastante peligroso.
Si fuera mucho más antes entonces Yugao hablarias con palabras amenazadoras peroa hora que está en un estado deprimido es muy difícil articular hablar para ella, es como si las palabras de alguna manera vaciaron su indiferencia y abrieran su corazón lo que la llena de tristeza por lo que preferiblemente nunca habla más de lo normal e incluso en esta situación prefiere no responder o hablar al hombre.
"No hace falta mirarme así, mira, soy como tu también, solo pensaba en enseñarte a vivir con tu dolor…"
Con un poco de palabras y persuasión Yugao decidió bajar el arma ante el hombre, eso decidió el curso de su vida a partir de ese momento.
–
Ella fue interaccionando con el hombre más seguido lo cual hizo que con el tiempo se convirtiera en aprendiz del hombre y posteriormente como su única discípula, aprendió las técnicas, habilidades y forma de vivir del hombre, su maestro.
Ese periodo de tiempo Yugao volvió a sonreír ya que tras la muerte de sus seres queridos había encontrado a su nueva familia, su maestro, fue realmente feliz en ese tiempo, solo que nada es para siempre…
-Recuerdo-
Un día mientras regresaba a la casa de su maestro después de la escuela.
Yugao entró en la casa de su maestro, abrió la puerta y noto que estaba muy silencioso, por lo general siempre está silencioso pero hoy día más que nunca.
Ella lo tomó con indiferencia y rápidamente fue a saludar a su maestro.
Subió las escaleras y rápidamente abrió el cuarto de su maestro y se encontró con una escena inentendible.
Su maestro con quien había compartido un vínculo único en este último tiempo estaba sentado en una silla mientras la mitad superior de su cuerpo está descansando sobre la mesa, su mano derecha colgaba por el costado de la mesa aun sosteniendo un bolígrafo mientras que el resto de su cuerpo yacía sin fuerza en la parte superior de la mesa.
El rostro de su maestro estaba hacia el lado de Yugao por lo que ella podía ver con total claridad su estado actual, el tenia los ojos abiertos lo cual haría preguntarte si se durmió de verdad, sus ojos parecían desenfocados lo cual daba la ilusión de que se durmió con los ojos abiertos.
Su expresión estoica no mostraba ningún otro sentimiento, era difícil saber qué estaba pensando hace un momento.
"M-Maestro?" Por alguna razón esto hizo que la voz de Yugao temblara por primera vez.
"Maestro, ¿estás dormido?" Ella preguntó por segunda vez y al no recibir respuesta de este, su corazón se apretó bastante.
Su mano tembló bastante pero de repente se acordó de algo.
"Ah, maestro ¿otra vez tomaste pastillas demás?, por dios, que descuido de su parte, ahora me toca esperar" De repente se sintió aliviada, y retornando un poco su sonrisa se sentó en la otra silla de la mesa.
Ni siquiera se molestó en ver los papeles encima de la mesa y en cambio se sentó a esperar mientras pensaba en el entrenamiento que tendría con su maestro después.
–
En ese momento Yugao se había negado a intentar pensar en algo como que su maestro ya no estaba con vida, su mente era incapaz de procesar algo así.
Lamentablemente que no quisiera pensarlo no significaba que algo iba a cambiar…
–
Han pasado un par de horas desde que Yugao se sentó en la mesa, sus inquietudes están empezando a crecer nuevamente.
"Maestro, ¿Cuándo se va a despertar?... tal vez necesite un empujón…" Yugao se bajó de su asiento y rápidamente fue al costado de su maestro que seguía inmóvil.
"Maestro*sacudir*, maestro*sacudir*, maestro*sacudir*..."
Sin reacción.
A estas alturas Yugao empieza a comprender algo, incluso si quiere negarlo, su raciocinio la obligará a reconocerlo poco a poco.
Yugao sin querer aceptar ningún resultado agarra la mano de su maestro y de hecho al momento que lo hace siente el frío tacto de la mano de este.
Piel fría.
Yugao que tenía los ojos brillosos hace algo que nunca antes se había atrevido a hacer, extiende su mano y agarra el cuello de su maestro, específicamente busca el pulso de la parte izquierda, la arteria caótica.
Sin reacción.
Yugao empieza a derramar algunas lágrimas pero aun así decide confirmar lo último, se va hacia el lado izquierdo de su maestro y con sus manos temblorosas acerca su oído al pectoral izquierdo de su maestro.
Sin latido.
Yugao con el cuerpo tembloroso se derrumba sobre sus piernas agarrándose de la boca.
Las lágrimas comienzan a salir incontroladamente.
Su mente quedó en blanco repentinamente, parece que aún se niega a reconocerlo pero dentro de ella sabe lo que está pasando.
Su vista borrosa provocada por las lágrimas y su garganta temblorosa le impide soltar una palabra.
Por segunda vez en su vida las lagrimas salían incontrolablemente mientras sus ganas de gritar se ahogan dentro de ella.
"P-por-qué-" Aunque su vista estaba llena de lágrimas todavía podía vislumbrar el contorno del cuerpo de su maestro, con las pocas fuerzas que le quedaban levantó su mano para agarrar el dobladillo de la ropa de su maestro.
"-*ploc* -*ploc* hic-" Las lágrimas salían mientras ella trataba de contener sus sentimientos pero las respiraciones entrecortadas hacían que su fuerza para contenerlo fuera más débil.
De un momento a otro no pudo contenerlo más y rompió en llanto.
"¡¡Ah!!-¡*llorar*!"
–
Sus recuerdos solo llegaron hasta ahí, no pudo recordar qué más pasó ahí a excepción que unos tipos que parecían pertenecer al cuerpo ambu aparecieron y la separaron del cuerpo de su maestro.